Boí Thermal

Historia del Balneario

SIGLO I y II

Existen pruebas históricas de que los romanos, entre ellos Julio César, ya usaban las aguas termales de Caldes de Boí con fines terapéuticos.

Siglo XI
SIGLO XI
Los efectos beneficiosos y terapéuticos de las aguas se relacionaban con milagros sanadores. Su fama se extendió y la concurrencia creció hasta que fue necesario construir un hospedaje.
SIGLO XI
Siglo XI
SIGLO XV
A finales del siglo XV se nombra la Junta de San Roque, formada por los párrocos más antiguos del Valle de Boí y tres acaudalados propietarios. Esta junta coordinaba y gestionaba la masiva llegada de peregrinos y bañistas al Santuario de Caldes de Boí.
SIGLO XV
SIGLO XVII
En 1657 ya existía una casa de baños, una especie de balneario muy rudimentario en el que los monjes recibían a los enfermos que pagaban la voluntad.
SIGLO XVII
SIGLO XIX
SIGLO XIX
Por su carácter religioso, Caldes de Boí fue objeto de la Ley de Desamortización de Mendizábal y en 1834 pasa a ser gestionada por la Diputación Provincial de Lleida. En 1868 se inaugura la primera estufa natural. El 20 de diciembre de 1887 las aguas mineromedicinales de Caldes de Boí son declaradas de utilidad pública. Federico Vallmitjana, joyero en Barcelona, compra los Baños de Caldes a la Diputación de Lleida en 1896.
SIGLO XIX
SIGLO XX
SIGLO XX
María José Joaniquet, nieta de Federico Vallmitjana, se casa con el suizo Walter Ankli, quien visita en los años 50 los Pirineos y el Valle de Boí y se enamora del entorno, que le recuerda mucho a su país. Decide comprar el Balneario y empezar a invertir en él.
SIGLO XX
SIGLO XIX
SIGLO XXI
La variedad de las aguas que tienen en Caldes de Boí es tan única e inigualable que ha quedado registrado en el libro de los récords Guinness por sus 37 manantiales.

Entre los años 2002 y 2006 se reformaron tanto la Estación Termal como los hoteles Manantial y Caldes. En la actualidad, en Caldes se practica una balneoterapia tradicional y auténtica que es un referente del turismo de salud de alta montaña pirenaica situada, además, en un entorno natural y cultural único como es el Valle de Boí.

En 2018 nace la marca de cosmética natural, activa e hipoalergénica Boí Thermal. Una línea única capaz de aportar a la piel un activo único y milenario, las aguas termales mineromedicinales de Caldes de Boí.

Han tenido que pasar más de 2.000 años, pero la espera ha merecido la pena.
SIGLO XXI