El complejo y apasionante proceso de formación de las aguas de Boí Thermal implica un intenso circuito desde su entrada hacia las entrañas de la tierra hasta su afloramiento de nuevo al exterior, que tiene lugar en un recorrido de miles de años y de kilómetros.
El agua de los glaciares y las aguas meteoríticas o de lluvia son el punto de partida del proceso hidrogeológico. Estas aguas, con características químicas especiales ya por el simple hecho de su origen, empiezan un intenso recorrido subterráneo por las rocas impermeables y materiales geológicos de la corteza y las distintas capas de la litosfera, que les irán aportando las características químicas y de temperatura hasta convertirlas en aguas termominerales.
En este sentido, las aguas termales de Caldes de Boí son las más antiguas de los Pirineos, con más de 16.000 años.
Se denominan termales a las aguas subterráneas que presentan una temperatura 5ºC superior a la temperatura media de los acuíferos superficiales de la zona; y son minerales aquellas que poseen una concentración anormalmente alta de algunas sustancias químicas disueltas. Si existe una combinación de las dos características, temperatura y concentración de minerales, tenemos aguas termominerales. Y si se les reconocen oficialmente unas propiedades curativas reciben el nombre de mineromedicinales. 9 de los 37 manantiales del Balneario de Caldes de Boí recibieron este reconocimiento oficial de mineromedicinales por sus propiedades excepcionales.
La transformación que las aguas experimentan para llegar a tener estas propiedades y clasificaciones es un proceso hidrogeológico donde cada acuífero tiene su propia historia.
La velocidad del recorrido de las aguas, el nivel de contacto con los materiales y las características de los propios materiales son factores clave que contribuirán al resultado final de la composición química y propiedades de las aguas.
Las aguas que manan de las 37 fuentes o manantiales de Caldes, cada una con propiedades diferentes han tardado 16.000 años en hacer este recorrido hasta las entrañas de la tierra y volver a la superficie, convertidas en aguas sulfuradas, ferruginosas o carbonatadas, según la composición química, con temperaturas también diferentes y que oscilan entre los 4ºC y los 56ºC.
La excepcionalidad de Caldes de Boí radica también en esta variedad de emanaciones que le merecieron entrar en el libro Guinness de los récords mundiales.
Hipotónica y de composición constante y exclusiva. Rica en oligoelementos y de débil mineralización. Posee una concentración de sílice única en el mercado. Este mineral actúa sobre la estructura de sostén de la piel, confiriendo al agua propiedades regeneradoras y muy hidratantes.
El agua más hipotónica del mercado y de composición constante y exclusiva. Su riqueza en oligoelementos y su muy débil mineralización le confieren propiedades calmantes e hidratantes, aliviando el enrojecimiento.
Agua hipotónica y sulfurada, es utilizada desde el siglo XIX para el tratamiento de afecciones dermatológicas gracias a su contenido en cloruro, sulfatos, sodio y sulfuro. Actualmente se utiliza el cultivo de algas sulfurareas para la producción de un peloide de aplicación para terapias dermatológicas.
Las aguas de Boí Thermal son mineromedicinales únicas e irreproducibles que mantienen una composición de iones minerales constante a lo largo del tiempo.
Gracias a su concentración iónica y su perfil mineral ejercen efectos beneficiosos para el organismo.
El estrato córneo está compuesto de células muertas embebidas en un compuesto de sustancias metabólicamente activas que protegen la epidermis y mantienen su integridad. Existen dos mecanismos de absorción de sustancias en la epidermis. El agua se absorbe a través de la vía transcelular.
Las aguas hipotónicas, con baja concentración de iones, favorecen la penetración de ésta a través de la epidermis mediante un mecanismo de ósmosis.
La penetración del agua en el interior de las células epidérmicas provoca un incremento de su volumen aportándoles turgencia. Se percibe una piel visiblemente más suave y flexible a la vez que confiere una sensación de confort.
Se denominan termales a las aguas subterráneas que presentan una temperatura 5ºC superior a la temperatura media de los acuíferos superficiales de la zona. Y son minerales aquellas que poseen una concentración anormalmente alta de algunas sustancias químicas disueltas. Si existe una combinación de las dos características, temperatura y concentración de minerales, tenemos aguas termominerales. Y si se les reconocen oficialmente unas propiedades curativas, reciben el nombre de mineromedicinales.