Es, para muchos entendidos, el oro del desierto. Un producto que se usa en la cosmética, pero también como comestible, que se obtiene tras secar los frutos del árbol de Argán (Argania spinosa) al sol. Una vez secos, se extrae la semilla de la almendra y se prensa en frío. Su olor es suave, el tacto es ligero y el color dorado traslúcido. Durante el proceso todo es natural y manual.
Descubre sus propiedades
El aceite de Argán contiene ácidos grasos esenciales (propiedades antiinflamatorias) y tocoferoles (antioxidantes). Además de beta-carotenoides (gran papel protector), escualeno (alto poder nutritivo) y fitosteroles (detienen la desaceleración de la producción de colágeno y estimulan su producción).
¿Por qué debes contar con el Aceite de argán en tu rutina cosmética?
Es perfecto como hidratante, ya que favorece la restauración del manto hidrolipídico sin engrasar la piel.
Es antiséptico (reduce la posibilidad de infección) y antifúngico (evita el crecimiento de algunos tipos de hongos).
Es reparador, cicatrizante y calmante. Y además previene y disminuye las estrías.
Y por supuesto, es un antiedad natural perfecto, ya que ayuda a eliminar y a prevenir los signos del envejecimiento de la piel aportando luz, flexibilidad y suavidad.